Oh Madre y Santísima Virgen del Rosario, Tú que plantaste en la Iglesia, para mí ...
“Oh Madre y Santísima Virgen del Rosario, Tú que plantaste en la Iglesia, a través de Tu privilegiado hijo Domingos, el remedio místico del Santo Rosario, haz que todos abracemos Tu santa devoción y obtengamos Tu verdadero espíritu, para que esas rosas místicas sea en nuestros labios y en nuestro corazón, para la medicina de los pecadores y para el justo aumento de la gracia. Amén. (Pide en este momento con confianza la gracia que quieres obtener con esta novena) Dios te salve. ¡Cuán encantada está mi alma, Santísima Virgen, con los dulces recuerdos que me despierta este saludo! Mi corazón se llena de alegría al decir el Ave María para acompañar la alegría que tuvo Tu Espíritu al escucharlo de la boca del ángel. Me alegro de que el Todopoderoso te haya elegido para darnos al Señor. Amén. (Reza 4 Avemarías y 4 Glorias en reverencia por las cuatro misteriosas órdenes del Santo Rosario) ¡Oh Virgen Santísima, Madre de Dios, dulce refugio y piadosa esperanza para todos los afligidos! Por esa confianza maternal y esa autoridad con la que puedes presentar nuestras súplicas al que es el árbitro soberano de nuestro bien, jura lo uno y lo otro a nuestro favor. Hemos logrado reformar nuestra vida con el Santo Rosario, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de Tu Hijo Jesús, hasta poder adorarlo y amarlo por todos los siglos. Amén."